¿Un medicamento común podría afectar el desarrollo del bebé? Esto dicen los expertos

El paracetamol, conocido también como acetaminofén, es uno de los medicamentos más utilizados para aliviar el dolor y reducir la fiebre durante el embarazo. Durante años, se ha considerado una opción segura para las mujeres embarazadas, ya que no presenta los riesgos asociados a otros analgésicos. Sin embargo, estudios recientes han encendido las alarmas al sugerir que su uso podría estar relacionado con un mayor riesgo de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y trastorno del espectro autista (TEA) en los niños.

Investigaciones recientes han analizado los efectos del paracetamol en el desarrollo neurológico del feto, encontrando posibles asociaciones con alteraciones en el sistema nervioso. Un estudio publicado en Nature Mental Health reveló que los niños cuyas madres consumieron paracetamol durante el embarazo tenían entre un 20 % y un 30 % más de probabilidades de ser diagnosticados con TDAH o autismo en comparación con aquellos cuyas madres no lo usaron. Los investigadores revisaron expedientes médicos y realizaron evaluaciones del desarrollo infantil, lo que permitió establecer una posible relación entre la exposición prenatal a este medicamento y cambios en el cerebro en formación.

Otro análisis, publicado en Paediatric and Perinatal Epidemiology, siguió la evolución de madres e hijos a lo largo de varios años y encontró resultados similares. Sin embargo, los expertos han aclarado que estos hallazgos no confirman que el paracetamol sea la causa directa de estos trastornos, sino que apuntan a una posible conexión que requiere más estudios.

El cerebro del feto es extremadamente sensible a las sustancias que atraviesan la placenta, y algunos investigadores creen que el paracetamol podría afectar el equilibrio de ciertos neurotransmisores o alterar procesos hormonales clave durante la formación del sistema nervioso. También se ha sugerido que su uso prolongado podría influir en la inflamación y el estrés oxidativo, factores que podrían comprometer la maduración neuronal.

Además del uso de paracetamol, hay otros elementos que podrían influir en el riesgo de desarrollar TDAH o autismo. La duración y frecuencia del consumo de este medicamento es un factor importante, ya que se cree que su uso ocasional podría no representar un riesgo significativo, mientras que su consumo prolongado podría aumentar las probabilidades de alteraciones en el neurodesarrollo. También se ha señalado que la predisposición genética podría hacer que algunos niños sean más susceptibles a estos efectos, al igual que otros elementos ambientales como la exposición a sustancias tóxicas, el estrés materno y la nutrición durante el embarazo.

A pesar de estos hallazgos, los especialistas no sugieren eliminar por completo el uso del paracetamol en mujeres embarazadas. Continúa siendo una de las opciones más seguras para aliviar el dolor durante la gestación, siempre que se utilice con moderación y bajo supervisión médica. Lo recomendable es optar por la dosis más baja posible y solo cuando sea realmente necesario.

Aunque la ciencia aún no ha confirmado con certeza una relación causal entre el paracetamol y el desarrollo de TDAH o autismo, estos estudios subrayan la importancia de seguir investigando y de tomar precauciones al usar cualquier medicamento durante el embarazo. La clave está en la moderación y en la consulta con un profesional de la salud antes de automedicarse.

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