Lo que debía ser una noche de celebración y amor en la provincia de Nakhon Ratchasima, al noreste de Bangkok, terminó en una de las tragedias más impactantes del año en Tailandia. Un paratleta y exsoldado, identificado como Jaturong Sukkasuk, perdió el control durante su propia fiesta de casamiento y provocó una tragedia que conmocionó a toda la comunidad.
El evento, que había comenzado con música, alegría y más de un centenar de invitados, se desarrollaba con normalidad hasta pasada la medianoche. Según los primeros reportes policiales, una discusión entre los recién casados habría sido el detonante del ataque. En un momento de tensión, el novio, de 29 años, abandonó el salón y se dirigió hasta su automóvil, donde guardaba un arma de fuego.
Pocos minutos después, regresó armado al lugar y disparó contra su esposa, su suegra y su cuñada, quienes perdieron la vida en el acto. Un invitado también fue alcanzado por los disparos y murió posteriormente, mientras que otro hombre resultó herido y fue trasladado a un hospital cercano. Tras el ataque, el agresor se quitó la vida, dejando una escena de profundo dolor y confusión.
Las autoridades locales llegaron rápidamente al sitio del hecho e iniciaron una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon la tragedia. Testigos del evento aseguraron que la pareja no había mostrado signos de conflicto durante la ceremonia y que la discusión se originó de forma repentina. “Nadie entendía lo que pasaba. De repente escuchamos los gritos y luego los disparos”, declaró uno de los asistentes, aún conmocionado por lo ocurrido.
De acuerdo con medios tailandeses, la víctima fatal tenía 44 años, era madre de dos hijos y mantenía una relación con el agresor desde hacía tres años. Ambos habían decidido formalizar su vínculo tras un largo noviazgo y organizaron una boda tradicional en el pueblo natal de la novia. La diferencia de edad entre ambos había generado comentarios en su entorno, pero según sus allegados, se mostraban muy unidos y felices de comenzar una nueva etapa juntos.
La noticia del asesinato múltiple rápidamente recorrió el país y generó un profundo debate en torno a la violencia de género y la tenencia de armas. En Tailandia, este tipo de hechos conmocionan especialmente debido a la escasa frecuencia con la que ocurren en contextos civiles. El gobierno provincial expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y ordenó un seguimiento psicológico para los asistentes que presenciaron el hecho.
Jaturong Sukkasuk era conocido en la región por su pasado como militar y deportista paralímpico. Había representado a su provincia en varias competencias de tiro y atletismo adaptado, lo que hace aún más desconcertante la reacción violenta que tuvo durante su casamiento. Según los investigadores, el arma utilizada era de su propiedad y estaba registrada a su nombre.
Vecinos de la zona describieron al hombre como alguien reservado y disciplinado, pero también mencionaron que solía mostrarse celoso respecto de su pareja. Sin embargo, nadie imaginaba que pudiera llegar a un desenlace tan extremo. Los especialistas que analizan el caso señalan que la combinación entre factores emocionales, antecedentes militares y acceso a armas pudo haber sido determinante.
El cuerpo del agresor y de las víctimas fueron trasladados al hospital local, donde se realizarán los exámenes forenses correspondientes. Mientras tanto, la comunidad permanece en estado de shock, intentando procesar el horror ocurrido durante lo que debía ser una noche de alegría y unión.
La tragedia dejó al descubierto una dolorosa realidad: incluso los momentos más felices pueden verse opacados por la violencia impulsiva y la falta de control emocional. En Tailandia, las autoridades anunciaron que revisarán las normativas de tenencia de armas entre exmilitares, así como programas de contención psicológica destinados a prevenir hechos similares.
Lo que debía ser una boda inolvidable se convirtió en un episodio devastador que enluta a varias familias y deja una huella profunda en la sociedad tailandesa. La historia de Jaturong y su esposa, que parecía una historia de amor, terminó de la manera más trágica posible, recordando la fragilidad que puede existir detrás de las apariencias de felicidad.