En una era de televisión donde lo urbano y moderno suele dominar las pantallas, hay un rincón muy especial en la memoria colectiva de muchos estadounidenses que sigue perteneciendo a un programa tan peculiar como entrañable: Hee Haw. Este icónico show, que debutó en 1969, marcó a generaciones enteras con su mezcla única de humor campesino, parodias livianas, y una sólida presencia de música country. A más de medio siglo de su estreno, sigue siendo un símbolo de una época más sencilla, donde el entretenimiento se construía con chistes ingenuos, banjos y sombreros de paja.
Hee Haw fue una creación de Frank Peppiatt y John Aylesworth, quienes buscaron hacer una especie de “Laugh-In rural”, inspirándose en el popular programa cómico de la NBC, pero trasladando el humor a un entorno de granja del sur de Estados Unidos. El resultado fue una mezcla irreverente de comedia de sketches, viñetas visuales rápidas, juegos de palabras y actuaciones musicales en vivo, todo con una estética y una atmósfera profundamente rurales.
Desde su arranque en CBS, el programa encontró rápidamente una gran audiencia, especialmente en zonas rurales del país, donde los espectadores se sentían identificados con el lenguaje, los escenarios y los valores tradicionales que el programa reflejaba. Aunque fue cancelado por CBS en 1971 como parte de la llamada “rural purge” (la purga rural, donde la cadena eliminó muchos de sus programas con enfoque campestre), Hee Haw se mantuvo al aire en syndication durante más de 20 años, algo verdaderamente inusual para su tipo.
Parte del encanto de Hee Haw radicaba en su elenco fijo y carismático. Personajes como Junior Samples, Minnie Pearl, Gordie Tapp, Archie Campbell, y por supuesto los presentadores Buck Owens y Roy Clark, se convirtieron en figuras icónicas que aún hoy son recordadas con cariño. Su humor era familiar, nunca ofensivo, y funcionaba perfectamente como una sátira afectuosa del estilo de vida rural estadounidense. Las frases recurrentes como “Sa-lute!” o “I’m a pickin’ and I’m a grinnin’” sonaron en hogares durante décadas y se grabaron en la cultura popular.
Pero si había algo que verdaderamente destacaba en Hee Haw, era su música. El programa funcionó como una vitrina para estrellas del country de primer nivel. Por su escenario pasaron nombres legendarios como Dolly Parton, Merle Haggard, Loretta Lynn, Johnny Cash, Willie Nelson y muchos más. Para artistas emergentes, era una oportunidad de oro para conectar con una audiencia masiva y devota. En muchos sentidos, Hee Haw fue tan influyente para la música country como lo fue el Grand Ole Opry.
Hoy, mirar un viejo episodio de Hee Haw no solo es una experiencia entretenida, sino también profundamente nostálgica. Nos transporta a una era donde la televisión era más sencilla, más directa, y muchas veces más inocente. En tiempos donde el contenido se consume a velocidades vertiginosas y se produce en cadenas globales, Hee Haw representa un tipo de televisión artesanal, hecha con cariño, humor accesible y un profundo respeto por sus raíces.
A pesar de su formato simple y a veces ingenuo, Hee Haw logró lo que muchos programas modernos envidiarían: una conexión auténtica y emocional con su público. Y aunque ya no está al aire, su legado perdura, tanto en las reposiciones que circulan por canales especializados como en los recuerdos de quienes crecieron viéndolo en familia los fines de semana.
La nostalgia que genera Hee Haw no se debe solo a sus canciones o a sus bromas con acento del sur. Es una añoranza por un tipo de entretenimiento familiar, honesto y entrañable, que se siente cada vez más escaso. En un mundo cada vez más digital y acelerado, recordar programas como Hee Haw es volver, aunque sea por un rato, a una época donde lo más importante era reírse, disfrutar la música y compartir un buen rato frente al televisor con los que más querías.